Comarca de Gordón

[Yosco]

Artículo 39º Cuando en los pueblos de este Ayuntamiento hay algún enfermo grave, es muy corriente la costumbre de reunirse junto a la cama del mismo, todos los íntimos y todos los vecinos, ofreciéndole cigarros si es hombre y golosinas si es mujer. A la par, suelen estar en la casa también todas las comadres del pueblo, preparando pócimas que, según ellas, curan mejor que los remedios médicos. Tales costumbres son en absoluto contrarias a la higiene. La mucha gente en la habitación del enfermo, le vicia el aire, le enerva y le priva del descanso, y a la vez, los que allí están aglomerados, pueden contagiarse, y por consecuencia de esto declararse una epidemia en el pueblo.

Leyendo este artículo y considerando la anécdota vivida en clase hace un par de días y que dejo contada en el subforo Reglamento Sanitario de Gordón de 1925, que está transcribiendo Villarín y de donde procede el citado artículo,, se me ocurre que podríamos intentar contar y recopilar buen número de costumbres conocidas de nuestra infancia o que nos contaron, como los modos de curar de los pastores, maneras de combatir la fiebre, atacar la tos y los catarros, curar heridas, etc. remedios caseros practicados, unas veces, ante la imposibilidad de acceder a la asistencia médica; otras veces, por pensar -como se dice en el artículo- que eran mejores remedios que los de la medicina oficial.

Espero que tengáis alguna cosa que aportar a esta propuesta.

Salud.

[CARMEN]

Me viene a la memoria,una vez que debí tener lombrices y mi abuela me colgó del cuello un collar de ajos,supongo que sería para ,al olor del ajo,la lombriz se fuera.

Un saludo.

[Villarín]

Refrendo lo que dices, amiga Carmen, pues tal praxis consta en Los Barrios de Gordón, al menos en la época de la niñez de mi madre.

Cordial saludo,

Villarín

[prejub]

Buscando algo sobre esto, he encontrado estos dos enlaces que pueden llevar a un mejor conocimiento del rey de la gastronomía española S.M. El Ajo y por lo visto en ellos es uno de los mejores tratamientos naturales para numerosas enfermedades y entre ellas la desaparición de las Lombrices, aparte de que hay numerosas plantas que también pueden hacer esta función
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[Yosco]

LOMBRICES.

Otra forma de abordar el problema en los años 50 era poner una luz (en aquellos tiempos, una vela) que sería, digo yo, para alumbrar y ayudar al buscador de lombrices -generalmente la madre- armado con una horquilla del pelo. La habilidad para encontrarlas o hacerlas salir contaba mucho, sobre todo para no acabar con la paciencia del sufrido portador.

También recuerdo el intento de beber leche con ajo. Lo del ajo se ve que algo tiene que ver, pero le de la leche no sé.

Me ha hecho gracia esto de las lombrices que habéis sacado a colación.

SABAÑONES.

Frecuentes en invierno, o en aquellos inviernos. En dedos de pies y manos y en las orejas, los sabañones daban lo suyo la tabarra. Un remedio usado era también el ajo, bien caliente, quemando, abierto y puesto o frotado sobre los sabañones. ¿Lo recordáis? Espero que sí, después de lo que nos hicieron sufrir.

[CARMEN]

Me ha encantado este hilo Yosco.

Para las picaduras de avispas,esto tenía que ser ipso facto;coger tres grupos de hierbas diferentes y frotar en la picadura.
El problema es que hoy lo tenemos difícil,pero os aseguro que funciona.

Un saludo.

Me viene a la memoria y me sonrio al recordar.Cuando se tenía sarampión se ponía una bombilla roja en la habitación....

[Yosco]

[Yosco]

LAS PAPERAS.



Si no recuerdo mal, cuando se tenía paperas la imagen típica era la del infeliz sufridor con el pañuelo anudado a la cabeza. A veces, incluso alguna bufanda bien enrollada. Y creo que se ponía muy caliente o que se le aplicaba alguna cataplasma caliente, ya no recuerdo exactamente. Eso, y beber mucho, ya que no se podía tragar nada; tomar sopas y caldos y quedarse en casa sin escuela -eso era lo mejor- aguantando el dolor de cuello.

[prejub]

Parece ser que lo ves algo difuso, al igual que yo, lo que puedo decir es que las padecí y no era un plato de muy buen gusto, aparte que aquella época (no sé la edad que tenia, entre los 8 años, mas o menos), me fastidiaba mucho, porque eran muchos días sin salir a la calle y había que cumplir misiones y no se podían realizar... también puedo decir que hubo transmisión de virus en casa, si las paperas son virus.
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[CARMEN]

Este remedio me daba tanto la risa,que alguna vez me llevé un cachete.

Mi hermana se mareaba siempre que montaba en algo sea coche,autobús e incluso la vi marearse en un carro..

Un dia veo a mi madre haciendo algo extraño,estaba poniendo en el ombligo de mi hermana un garbanzo y tapándolo con un poco de esparadrapo;me dijo que alguien le había dicho que funcionaba contra el mareo.

Yo me rei mucho ,y en todo el trayecto del autobús no la quité ojo.

!Y funcionó!,yo no me lo podía creer pero el suceso se repitió muchas veces y el resultado era que mi hermana no se mareaba.

Un saludo.

[Yosco]

[Yosco]

Pues a ver qué os parece... ¿Hubo algo parecido entre nuestras gentes?

De cómo curar los «andancios»
Cosas de aquí | Componedores y saludadores
Los investigadores Javier Rúa y Manuel Emilio Rubio son los autores de «La medicina popular», el libro de la Biblioteca Leonesa de Tradiciones que ofrece mañana el Diario
E. Gancedo. León

Tierra de componedores de huesos, de curanderos y de saludadores, en cada pueblo de León había siempre un paisano curioso que sabía aplicar la cataplasma para las frecuentes contusiones, que conocía el secreto de las plantas medicinales que curaban fiebres, catarros y muchos otros andancios (enfermedad, en leonés) o que ponían los huesos en su lugar natural. Todos estos saberes -muy útiles- están descritos con gran detalle en el libro La medicina popular , de los investigadores Francisco Javier Rúa Aller y Manuel Emilio Rubio Gago, que mañana sábado entrega el Diario dentro de su monumental Biblioteca Leonesa de Tradiciones al precio simbólico de 1,80 euros.

El erudito Policarpo Mingote definía el estado de salud de nuestra gente, a finales del siglo XIX, de la siguiente manera: «Predomina entre los leoneses el temperamento linfático combinado con el nerviosismo y aun el sanguíneo en ciertas regiones, siendo más comúnmente sentidas las enfermedades catarrales y reumáticas». No obstante, ya advertía el célebre Diccionario de Madoz que el clima leonés «es frío pero sano». Además de las propiedades de muchas plantas curativas, este interesantísimo libro ofrece abundante información sobre creencias populares relacionadas con la salud y las curaciones, amén de una gran cantidad de voces populares leonesas que indican, con gran precisión, los males más padecidos: desde añusgarse (atragantarse) hasta afogarse (ahogarse) pasando por esturarse (quemarse); ortigarse ; darse un jostrazo ; sufrir una llombada ; estar loco, lloucu o allunao ; tollir (dejar a uno tullido o impedido); turriar o encornar (un animal a una persona); sentir un paralís o tener cabras (por acercarse mucho al fuego), diviesos , o un simple romaízo (catarro). Y como somos leoneses, no nos hacemos daño, sólamente nos mancamos .