Comarca de Gordón

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CLASES SOCIALES EN EL PASADO DE GORDÓN: LOS HIJOSDALGO Y LOS HOMBRES PECHEROS

Desaparecido el feudalismo medieval, se redujeron a dos solamente las clases sociales en las montañas leonesas: los hijosdalgo y los hombres buenos pecheros, si bien dentro todos de la categoría de hombres libres, iguales ante la ley en multitud de aspectos, como el derecho de propiedad, el de sucesión o herencia, la plenitud de derechos en los contratos, etcétera, quedando vinculada la distinción entre una clase y otras a las categorías que les distinguía en la guerra que hacían los reyes. Estos, en efecto, tenían muy en cuenta y consideraban como un mérito que sus vasallos acudiesen a los servicios militares con caballo propio, y, en premio, les concedían el título o categoría social de Fijosdalgo.

Los privilegios de que gozaban los Fijosdalgo eran muy importantes, motivo por el cual se apreciaba mucho entre las gentes ese título de nobleza.

En cuanto a los privilegios a que eran acreedores los poseedores de hidalguía se decía en pragmática de Felipe III de 1601:

“...ordenado está que ningún Hijodalgo pueda ser preso ni encarcelado por deuda que deba... y que por deudas que deba no sean prendadas las casas de su morada...”.

Disposición que Felipe II había prevenido ya en las Cortes de Valladolid de 1598, mandando que cuanto había sido dispuesto en orden a que los Nobles Hijosdalgo no se les puede dar tormento, ni pueden ser ejecutados en sus caballos, mulas y armas de sus cuerpo, ni en las casas de su morada, se guarde inviolable.

Mandamiento que recogía la política de los reyes Isabel y Fernando que en 1480 firmaban en Toledo órdenes cuyo preámbulo decía literalmente:

“...Y porque deben ser favorecidos los Hijosdalgo por los Reyes, pues con ellos hacen sus conquistas y dellos se sirven en tiempo de paz...”.

política que no hacía sino revalidar la de los reyes antecesores, como las disposiciones de Juan II, en 1435, de Juan I, en 1389, o las del ordenamiento de Alcalá de 1348, recogidas por Carlos I en Valladolid en 1545, como es fácil de ver en la Recopilación de las leyes de estos reynos por mandato de la Majestad Católica del Rey don Felpie II, año 1640.

Las prerrogativas, aparte la inmunidad que queda mencionada, y otras graciosas concesiones, se extendían a declarar libres de ciertos pechos o impuestos a quienes probasen ser Hijosdalgo de padre o abuelo.

Fuente: ESCOBAR GARC�A, Francisco, GORDÓN, Apuntes para la Historia del Municipio, León, 1962, pp. 195-196.

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GRAN APRECIO DEL T�TULO DE HIJOSDALGO

Estas distinciones e inmunidades valoraban en gran manera el título de hijodalgo, por cuya razón los Consejos de la Hermandad de aquel estamento exigían celosamente la ejecutoria, cuando se trataba de empadronar en una villa o aldea a algún advenedizo.

La ejecutoria, que se extendía por sentencia real, exigía pruebas muy prolijas, pues se habían de aducir copias fidedignas de las partidas de nacimiento o de matrimonio hasta la tercera generación en sentido ascendente, para cuyos efectos se debían consultar los libros parroquiales, las actas civiles, o en su defecto, los empadronamientos de los lugares del interesado, cuyo padre podía muy frecuentemente ser oriundo de otras tierras, así como de otras respectivamente distintas al abuelo y también al tatarabuelo.

En el archivo de Huergas se conservan dos reales ejecutorias, otorgadas una por el rey Carlos IV y otra por Fernando VII, a favor de don Bernardo Suárez Zapata la primera, y de don José Pérez y Miguel Pérez la segunda que revelan lo laborioso y costosísimo que era, en ocasiones, comprobar el título de hidalguía. Sin embargo, todos los obstáculos se superaban, a trueque de pertenecer al noble estamento de los fijosdalgo y gozar de sus privilegios.

Fuente: ESCOBAR GARC�A, Francisco, GORDÓN, Apuntes para la Historia del Municipio, León, 1962, p. 196.

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VESTIGIOS DE HIDALGU�A EN GORDÓN

Por eso, los hijosdalgo estimaban su nobleza en grado sumo, y no solamente se hacía constar en los empadronamientos, periódicamente revisados, los títulos de hijodalgo de casa solar conocida o de casa, solar y armas pintar, sino que labraban sus artísticos escudos y los colocaban sobre el arco de la casa solariega, esculpiendo en los cuarteles sus armas y blasones. Todavía se conservan en Gordón varias casas que recuerdan aquellos tiempos, como, por ejemplo la de los Alfonso Villafañez, en Buiza, con la leyenda:

ESTAS ARMAS Y BLASÓN DE LOS ALFONSO VILLAFAÑEZ SON

O el de los Arias Argüello en Pola de Gordón, que, al ser reintegrado a la fachada en una reparación de la vivienda, perdió su leyenda, que decía:

ESTA ARMAS Y BLASÓN DE LOS ARIAS ARGUELLOS SON

u otro de Buiza que dice:

ESTAS ARMAS Y BLASÓN DE LOS ALVAREZ QUIÑÓNEZ SON

Fuente: ESCOBAR GARC�A, Francisco, GORDÓN, Apuntes para la Historia del Municipio, León, 1962, pp. 196-197.

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LOS VESTIGIOS DE LA DOBLE CLASE SOCIAL

En el mencionado archivo de Huergas, además de los padrones completos pertenecientes a distintas centurias, a partir de la de mil seiscientos, donde se distinguían cuidadosamente los vecinos que eran pecheros de los que eran nobles, se guardaban hasta los días de la grave convulsión de 1936, cuatro vasos, por los que se escanciaba el vino de pueblo que se bebía con ocasión de las hacedenderas, o de la feliz terminación de alguna obra de la villa.

Dos de ellos eran de plata, de hermosa factura, y otros dos de asta, iguales ambos, procedentes de una, al parecer, bien formada cornamenta bobina. El alcalde de los hijosdalgo escanciaba o mandaba escanciar el vino para los nobles por los vasos de plata, mientras que los hombres buenos pecheros lo recibían escanciado por los de cuerno.

Es digno de notar, finalmente, cómo en las relaciones de vecinos o empadronamientos, así como en las cabezas de apeos seguían diferenciándose un estamento y otro, calificando con el tratamiento de Su Merced, al Regidor, con el de Don a los hijosdalgo, y anotándose sin ningún tratamiento el nombre de los hombres buenos.

Fuente: ESCOBAR GARC�A, Francisco, GORDÓN, Apuntes para la Historia del Municipio, León, 1962, p. 197.