Yosco
Registrado: 14 Abr 2007 Mensajes: 2233 Ubicación: Leioa (Vizcaya)
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Publicado: Mar May 08, 2007 9:16 pm Título del mensaje: Marcelino y su carretilla. |
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Marcelino y su carretilla.
Entre tantos como fueron y tantos como fuÃmos, tal vez os venga a la memoria la imagen de Marcelino y su carretilla. Era un hombre joven, con una chepa no demasiado prominente, moreno y de estatura mediana, que no gozó de muchas luces ni, en ocasiones, de demasiadas buenas intenciones cuando hacÃa alguna de las suyas entre la ropa tendida a la orilla del rÃo o cualquier otra barrabasada.
Aunque no llegó a aprender a leer ni escribir, lo de ser maestro para mandar y tener a los guajes quietos debió de gustarle bastante, asà que era frecuente que los niños y niñas más pequeños del pueblo pasaran por su particular escuela organizada al aire libre. Cuando conseguÃa reunir a media docena de rapaces, los hacÃa sentar en el suelo y hacer que escribieran o hicieran como que escribÃan en un trozo de teja, en el suelo o en una pizarra, usando para escribir un trozo de yeso. En fin, que aquella parodia duraba lo que duraba la paciencia de los improvisados alumnos hasta que salÃan corriendo cada uno en una dirección y Marcelino en la de todos y en la de ninguno, con lo que se daba por finalizada la clase.
La chavalerÃa tampoco se cortaba un pelo a la hora de cizañar, asà que era frecuente oir gritar desde una esquina, ¡Marcelino, pan y vino!, haciendo alusión a la famosa pelÃcula de igual tÃtulo, pero que al susodicho Marcelino maldita la gracia que le hacÃa. De ahÃ, tal vez también, la inquina que cogió a cuanta gente menuda se le ponÃa a tiro.
Otra costumbre de Marcelino era la de llevar una carretilla por el medio del pueblo. No sé si acarreaba algo alguna vez, tal vez sÃ, pero la mayorÃa de las veces se paseaba con su carretilla vacÃa, asà que para darle algún uso que cuadrara con sus aviesas intenciones, acostumbraba a invitar a subir a cuanto guaje se topaba en su recorrido. Cuando tenÃa la carretilla llena, comenzaba una frenética carrera que llegaba hasta el puente, a la orilla del rÃo por la parte del Arenal; allà paraba en seco y volcaba la carretilla echando toda su carga terraplén abajo hacia el rÃo.
Los usuarios del transporte, que ya se temÃan el final, se negaban a subirse teniendo que pagar el viaje con el revolcón, pero casi siempre acababa convenciendo a alguno para participar en la experiencia, con la promesa de que esa vez el paseo acabarÃa de manera bien diferente. Y, naturalmente, nunca cumplÃa su palabra. Hubo, en fin, intentos de apearse en marcha, la estrategia de agarrarse a la carretilla de Marcelino cuando hacÃa de volquete y otras triquiñuelas que nunca daban resultado. Lo más seguro era no subirse, pero ya sabemos lo que para un guaje resulta ser el desafÃo de librarse de acabar en el rÃo y, además, darse un paseo en carretilla.
Parece ser que usaba dos tipos de carretilla, la clásica y tÃpica de las obras, con su caja, y otra para transportar otra clase de bultos, plana, en la que cabÃan más vÃctimas. Usaba ambas con igual maestrÃa.
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yeti
Registrado: 05 Nov 2008 Mensajes: 19
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Publicado: Mar Nov 11, 2008 10:35 pm Título del mensaje: |
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Aparte de Marcelino, habÃa otro par de personajes parecidos a él en cuánto a luces, Tomasa que vivÃa también por aquél barrio, y MarÃa la hojalatera. |
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