VillarÃn
Registrado: 13 Abr 2007 Mensajes: 453
|
Publicado: Jue Abr 19, 2007 11:09 am Título del mensaje: Derecho consuetudinario: Instituciones del ayer de Gordón |
|
|
SOBRE ALGUNAS INSTITUCIONES DEL DERECHO CONSUETUDINARIO DE GORDÓN
El libro del Dr. Escobar GarcÃa, “GORDÓN, Apuntes para la historia del municipio”, trata en el CapÃtulo Cuarto (“Hombres e Instituciones”), Apartado IV (“Derecho Consuetudinario”), sobre diversas instituciones que comprende el legajo [59 artÃculos] de “las Ordenanzas de la Villa de Huergas, pertenecientes –nos dice el Dr. Escobar- al siglo XVIII, redactadas ante escribano que lo era a la sazón el de La Pola y de Olleros de Alba, trasladado a su vez de las antiguas, copiadas nuevamente por deterioro del legajo anterior, lo que revela cómo aquellas se tenÃan siempre sobre el tapete y cómo se velaba por su cumplimiento.
”Del derecho consuetudinario contenido en aquellas ordenanzas –prosigue- “son dignos de mención varios capÃtulos que a los viejos del lugar –de todos los lugares de Gordón-, agradará, creemos, ver reproducidos en estas páginas [de su libro]: el badaje, el palo de los pobres, la vecera, la velanda y la facendera”.
Veamos:
1º EL BADAJE
“El Badaje (o bagaje) era un servicio eminentemente caritativo y cristiano. Cuando un inválido o enfermo, ajeno a la villa o al municipio, debÃa ser trasladado al hospital o al pueblo de su naturaleza, según los casos, los lugares y villas del tránsito habÃan de poner a disposición del Regidor un carro, para que aquel enfermo o inválido cubriese la jornada de su viaje con la máxima comodidad. El servicio de pareja y carro guardaba riguroso turno entre el vecindario, y, a tal efecto, una insignia (un cetro o un palo con algún simbolismo) pasaba de una casa a otra. Aquella donde se hallase el palo del badaje, estaba obligada en aquella ocasión, y cumplÃa su turno con toda normalidad.”
2º EL PALO DEL POBRE
“Aunque en las montañas leonesas se distinguieron siempre por su hidalguÃa y hospitalidad, no encontrando los mendigos dificultades para su alojamiento nocturno –grandes pajares, cuadras, tenadas y aun la misma casa del dueño ofrecÃan buenas comodidades-, podÃa llegar el caso de que un pobre apestado o enfermo, como queda dicho, o superlativamente sucio, o plagado de parásitos, o simplemente beodo, o conocidamente antipático, encontrase graves dificultades de alojamiento. Para estos casos estaba previsto en las Ordenanzas un riguroso servicio de turno. La insignia de los pobres –otro cetro, bastón o palo con otro simbolismo- llamado el palo de los pobres, pasaba sucesivamente de casa en casa, como vimos se hacÃa en el servicio de badaje, recorriéndolas todas, para, luego, comenzar otra vez y otra…
”Como se ve, tantos siglos de cristianismo habÃan cristalizado en las más puras formas de caridad, el fruto auténtico de la religión de Jesucristo.”
3º LA VECERA
“Conocida todavÃa en los pueblos de Gordón y practicada aún en algunos, la vecera importaba trascendencias más complejas en los tiempos pasados, pues no solamente atendÃa al ganado menudo –lanar o cabrÃo-, como sucede en la actualidad en los lugares donde aquella pervive, sino que se organizaba también para las demás clases de ganados, como el caballar, el vacuno, la cerda, y dentro de cada especie, por edades. AsÃ, por ejemplo, habÃa vecera de sementales, de novillas, de cabritos, de corderos, etc.
”Es curiosa la reglamentación que se referÃa a los mastines, valiosos perros que frecuentemente habÃan de lidiar con los lobos, aunque con la prevista superioridad de sus collares de hiero con púas muy fuertes y agudas del mismo metal, las carrancas, que no eran un adorno precisamente. A veces surgÃan graves conflictos entre el vecindario por razón de que algún propietario ponÃa pastor particular para su rebaño. Pero era tal la fuerza del derecho consuetudinario, que la justicia siempre fallaba contra aquél, obligándole a guardar la vecera, si bien se le autorizaba para que en tales dÃas mezclase su ganado con el de todos los demás. De este género hubo un pleito en la villa de Huergas, sentenciado ante escribano en la forma que queda dicho.”
4º) LA FACENDERA
“La facendera, llamada hoy hacendera y también “sexta feria”, en vigor todavÃa, aunque con menos rigor del conveniente por la inesquivable urgencia de conservar en buen estado los caminos, presas o acequias, fuentes, montes, etc., es conocida por todos los lectores de la tierra de Gordón.
”El cambio social que ocasionó la presencia de la gran industria, convirtiendo de agricultores en asalariados a una gran mayorÃa de gordoneses, originó la crisis de la hacendera, a la que, en el supuesto de que en alguna muy grave ocasión se organice, ya solamente concurren las mujeres o los muchachuelos, por ser graves las mermas que el cabeza de familia o el mozo de la misma, obreros en las Empresas, observarÃan en los sobres de fin de mes o de fin de semana. El problema, sin embargo de esta explicación, está planteado y no resuelto. Pronto el acceso rodado y aun “peonil” a muchos montes, pastos, puertos y bosques; muchos caminos, servicios de aguas y de fuentes, muchas entradas y salidas a los pagos o términos cultivables habrán desaparecido, y con ello la explotación de muchas riquezas agrÃcolas, ganaderas, forestales… por donde se caminarÃa mucho más de prisa hacia la total proletarización de estas regiones, de economÃa suficiente para liberarse de tal peligro.”
5º) LA VELANDA
“La velanda era un servicio no determinado que habrÃa de prestarse “de pueblo”, o sea, por riguroso turno, como “el badaje”, o “el palo de los pobres” o “la vecera”. A este género de prestación alude un acta levantada en Huergas con motivo de una de las periódicas “visitas de residencia”, conservada en los archivos de la villa, donde, después de referir la visita a la cárcel –el fisco de la cárcel- se dice: “… Y luego, conforme a la costumbre de estas Villas (habla de Huergas y el Millar) anda de velanda entre los vecinos de ellas dicha cárcel, por ser de corta vecindad”.
”De donde deducimos que las atenciones que exigiera la cárcel de la Villa, casi siempre vacÃa, por ser corto el vecindario –y de costumbres muy honorables y ejemplares los moradores- se cubrÃan por riguroso turno. El acta corresponde al año 1763”.
Fuente: Escobar GarcÃa, “GORDÓN, Apuntes para la Historia del Municipio, León, 1962 pp. 199-201. |
|