Comarca de Gordón

[prejub]

A Mi Mina Oscura

Perderse dentro de las fauces de la oscuridad, luchar contra los gruñidos de ogros mecánicos, llegar dentro de lo desconocido; pero sobre todo oscuro, muy oscuro; ante todo... oscuridad. La sensación que queda de este mundo ignorado es simplemente incomprensible; los días pasaban y las imágenes se iban fabricando ellas solas, formaban su propia historia, durante un periodo en el que la vida te marcaba vivir en otro lugar muy distinto. Pero tu osadía o tu forma de dejar que corra el tiempo y que sea lo que tenga que ser, te inclinaba hacia la aventura como en ocasiones anteriores, con saldo positivo, ya que las negativas no tenían lugar en esa argamasa fluida dentro del laberinto encefálico.

Es el momento; la realidad te pone en su sito y tú no quieres aceptarlo, pero es así, llega el día temido y las entrañas se abren, la oscuridad se adueña de tu ser, los gruñidos son más estridentes de lo pensado, la argamasa quiere ponerse en su puesto, pero no puede; estás en un instante cataléptico total, apenas percibes ese lazarillo que será compañero durante toda tu estancia, no sabes ayudarte de él.

Día tras día empieza a clarear, un rayo de luz (mi lazarillo) me muestra toda una realidad desconocida, donde ves el nacimiento de una nueva vida, nunca soñada, pero es la que te va a mantener durante el resto. Te asientas, te recompones, te centras, pecho hacia delante y a esperar que se produzcan acontecimientos.

Así, como esta negra que te da de comer, y a la vez te crea una fortaleza inesperada, que te marca como a un ternero, para después coger la agresividad necesaria de un buen toro de lidia y enfrentarte a todos los sinsabores de este mundo... ¿cruel?. Si tiendes hacia la mansedumbre, estás perdido; los problemas se acumulan, y tienes que luchar por ellos, a veces se consiguen, otras no.

La argamasa empieza un plan B, porque es necesario y se asienta, se va solidificando, se construyen nuevas historias y la mayoría no se realizan, pero te mantiene con la esperanza de que alguna se convertirá en realidad y la verdad es que alguna se consiguió. Esas logradas, son las verdaderas, las que te marcan para siempre, donde das por hecho que has realizado una buena faena y por fin te encuentras fuera del ruedo y aceptando todo lo real.

En mitad de la faena es cuando todo se ve mejor y cuando te das cuenta de que el lazarillo ya no tiene su misión de acompañante, sino de socio permanente; sin él no soy nada, pero el lazarillo del exterior no sé cuál es, pero sé que existe, muchas preguntas tendría que hacer para encontrarlo; pero sé que me guía y aceptándolo me conformo, porque es necesario.

El sueño materialista persistente con el paso del tiempo va cogiendo consistencia, sigue los pasos marcados y llega a la meta final. Misión cumplida. Ahí te quedas, oscuridad, lazarillo, gruñidos mecánicos, .... ahí os quedáis; dejad que los compañeros puedan ser felices, no les atormentéis.

Gracias a este ultimo sueño, he podido realizar esta semblanza.



En la mina.- C. Delgado
1950
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[Yosco]

Se echaba en falta este escrito tuyo, con reflexiones que se convierten en metáforas de la misma vida, porque... ¿no tenemos todos una mina oscura?¿No nos acechan, a menudo, los miedos?. Y, sin embargo, sacamos pecho y miramos a los ojos del futuro. Y lo conquistamos.
Salud.