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Comarca de Gordón Tu Foro de consulta y opinión
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Villarín
Registrado: 13 Abr 2007 Mensajes: 478
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Publicado: Mar Ene 15, 2008 5:46 pm T�tulo del mensaje: Se venden palabras |
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A los sabihondos tertulianos de los medios de comunicación, que saben todo de nada. España ganaría mucho si gran parte de la gente que habla se callara.
SE VENDEN PALABRAS
Estimo...
Considero...
Según creo...
Mi punto de vista es...
Abunda en el mismo criterio...
Le siguen, entre otros...
Es preferible...
Nótese...
Obsérvese...
Adviértase...
Repárese...
¿Jugar con las palabras?
¿Dialéctica erística?
Se venden palabras.
Sólo se venden palabras.
¿Y lo meollar?
Mas yo sé que...
Hoy todo el mundo puede opinar,
Y además está contento y orgulloso de hacerlo.
Sé, confieso mi ignorancia.
Villarín |
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Seishin

Registrado: 13 Abr 2007 Mensajes: 221 Ubicaci�n: Mieres
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Publicado: Mar Ene 15, 2008 9:44 pm T�tulo del mensaje: |
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Amigo Villarín, has dado en el clavo. Y eso que ya lo decía Tomás de Iriarte, allá por la segunda mitad del siglo XVIII:
"....
Si el sabio no aprueba, malo;
si el necio aplaude, peor."
Nos vemos. _________________ Blog cerrado actualmente.
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Villarín
Registrado: 13 Abr 2007 Mensajes: 478
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Publicado: Sab Ene 04, 2025 2:30 pm T�tulo del mensaje: |
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La hiperactividad de la tecnología y de la comunicación
La hiperactividad de la tecnología y de la comunicación nos agota intelectualmente y nos merma la capacidad de juicio. La información, para convertirse en conocimiento, que es luz y claridad, necesita meditación y asimilación. Demasiada información sin refinar, empacha y dispersa la mente; la sobreinformación, el mucho yantar, indigesta, pues no deja espacio para el análisis crítico. Se hace necesario entonces ser selectivos, cultivando áreas de interés y, dentro de acotadas lindes, con morosa delectación, transformar información en formación, integrando ésta en nuestros saberes. Ello exige emanciparse de la fuente informativa y valorizarla con juicio autónomo, lo que no es fácil, ensimismados con tantas distracciones tecnológicas y el bombardeo de estímulos múltiples, cargados de sutilísima manipulación. |
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Yosco

Registrado: 14 Abr 2007 Mensajes: 2245 Ubicaci�n: Leioa (Vizcaya)
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Publicado: Vie Ene 10, 2025 9:38 pm T�tulo del mensaje: |
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No es fácil vivir al margen del mundo tecnológico; en algunos casos, imposible ya. Empresas, bancos, comercios... redes sociales, plataformas de correos electrónicos, etc. te exigen el uso de la red; Internet es un gigante y se hace necesario para todo: pedir citas médicas, organizar viajes, escribir un libro, comprar cualquier cosa, tratar con las compañías de teléfonos, luz, Ayuntamientos e instituciones. Dependemos del teléfono -pequeño ordenador personal- para recibir contraseñas, confirmar datos, verificar cuentas. En un viaje a Oporto toda la gestión para acceder al apartamento fue virtual. No vimos a los arrendadores en ningún momento. Ni para abrir la puerta.
Lo que aparentemente nos abre las puertas a nuevas experiencias o facilitar las cosas, en realidad nos secuestra y esclaviza. Pagamos un alto precio por todo ello. Y cada vez seremos más dependientes. Esta situación debilita nuestra personalidad y capacidad de decisión. Las consecuencias son, como con el cambio climático, desastrosas y devastadoras a nivel personal y social. Y no puedes vivir al margen de esta vorágine. _________________ Bitácora LUCERNARIOS:
Acerca de la luz por la poesía.
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Bitácora ÍnsuLa CerBantaria |
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Villarín
Registrado: 13 Abr 2007 Mensajes: 478
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Publicado: Lun Ene 20, 2025 3:14 pm T�tulo del mensaje: |
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Siempre son atinados tus razonamientos, amigo Yosco; estoy plenamente de acuerdo con lo que dices, matizas y valoras; también concuerdo, que ya no somos sin ella. ¿Cómo dudar de esa evidencia? En mi anterior post, los tiros iban por la perspectiva de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y, no tanto, por la tecnología informática (TI), ni por la inteligencia artificial (IA) con sus extraordinarias potencialidades en funciones y capacidades, como las que ya se vislumbran con los Chat GPT sanitarios, y en otras ramas de la actividad humana, consciente también que, sin freno ético y del derecho, la IA puede suponer una amenaza con deletéreas posibilidades de suplantación y otras, de futurición, que acaso nos den miedo cuando lleguen y determinen directamente la propia vida, dejándonos con sentimiento de dependencia absoluta, al gobernar al hombre y acaso esclavizarlo, con su brillante cerebro de tecnología irreductible, que se otea. Espero, sin embargo, en mi ingenuo optimismo, que la IA, sin caminos extraviados, sin cauces viciados, mejore el mundo poco a poco, llevándolo hacia una organización y calidad superior, en todos los aspectos del obrar humano.
Voy a desglosar la tesis de lo escrito en el aludido post, porque algunos de mis amigos lectores no han comprendido bien a qué me refería en mi sintético escrito, y me lo han hecho saber. Me quise referir (con demasiada economía expresiva, desde luego), más que nada, a la ingente información que proporciona Internet, con sus inmensos vínculos, entreverando el grano con la paja, la verdad con la mentira, lo excelente con lo mediocre, lo absoluto con lo relativo, resultando que, si se quiere distinguir y hacer discriminaciones críticas para sacar provecho a las cosas de una manera limpia y no tragarnos todo en bruto, sin digerir bien nada, ello “exige emanciparse de la fuente informativa y valorizarla con juicio autónomo”, lo que no es fácil, añadía, “ensimismados con tantas distracciones tecnológicas y el bombardeo de estímulos múltiples, cargados de sutilísima manipulación”, que nos dejan sin respiro y tiempo para diferenciar, y distinguiendo, quedándonos con lo verdadero e importante.
A más, dado que el volumen de información es colosal, inconmensurable, inabarcable, en cierto sentido, abrumador, se “hace necesario entonces ser selectivos, cultivando áreas de interés y, dentro de acotadas lindes, con morosa delectación, transformar información en formación, integrándola en nuestros saberes”, claro está, según nuestros intereses propios. Y es que, “demasiada información sin refinar, empacha y dispersa la mente; la sobreinformación, el mucho yantar, indigesta, pues no deja espacio para el análisis crítico”; en efecto, sin discernir, tanta masa de información por sí sola no trae la luz, sino embotamiento de la capacidad de pensamiento crítico.
Y respecto de la expresión, “sutilísima manipulación”, pregunto yo: ¿las redes sociales globales, en parte, no son un valor sintomático de falseamiento y manejo fino de la opinión pública, al servicio de concretos intereses ideológicos, políticos, económicos, así como particulares propios de quienes las administran? Pienso en Facebook, pienso en Twitter, ahora X, que tanto da. Por decirlo así, conllevan sesgos de sugestión, favoreciendo sutilmente puntos de vista, ideologías, actitudes…, que llegan a nosotros desde fuera de nosotros y que están continuamente con nosotros, que los aceptamos con buena conciencia, deportivamente, sin sospecha de su manipulación subliminal, como si tuviera una importancia secundaria y debieran ser acríticamente recibidos. Sesgos, inclinaciones, que avanzan por la tierra y penetran hasta la médula. Ahí está el grito triunfante de Elon Musk, egotista delirante, en el que creo adivinar sus entusiasmos, creyéndose ser uno de los dueños del mundo, según normas propias. No ignoro que las manipulaciones y manejos en redes, y no redes, vienen de todas las direcciones ideológicas; y que, pocas veces se ve que los análisis se reduzcan a permanente objetividad.
¿“Distracciones tecnológicas”? Lo que observo, con sobrada claridad, en un sinfín de personas, es una enorme adicción a las plataformas de redes sociales, una extremada desmesura, con efectos negativos: transparente dependencia (de la que ya se percata la clínica), falta de concentración, dispersión mental, homogeneización cultural por lo bajo... Parece ser que, sin móviles en las aulas, los estudiantes están más centrados y mejora la convivencia. De igual modo, advierto, con inmediata evidencia, sobre todo en nativos digitales, que está uno, en presencia física, hablando con varios en un grupo (“en persona personalmente”, como diría algún personaje de Andrea Camilleri), y no pocos viven como reclusos dentro del móvil, encerrados en su mundo hipnótico, como única realidad verdadera, quedándose en la periferia de la atención a la conversación del otro, de los otros. Ya casi no hay conversaciones puras, de plazuela ejemplar, a la española; todas las pláticas están intercaladas por la recepción constante de estímulos de alerta del móvil, convirtiéndose la conversación en momentos discontinuos. Incluso, cuando estos vagabundos digitales “salen al mundo”, en simbiosis con su móvil, te chocan en las aceras, si uno no se aparta, porque andan con la mirada absorta en él, en vez de con los ojos en el horizonte inmediato.
Si la premura en la labor diaria, en muchos casos, impide un estudio reposado de los asuntos que uno trae entre manos, la exposición a las tecnologías invasivas de las redes sociales: Instagram, Facebook, Twitter X, TikTok, WhatsApp…, sin medida o con uso desmedido, son una ruina del tiempo; estar pendiente de tuits, memes, alertas, de contestar mensajes o visionar videos, lleva mucho tiempo. Si me dejo llevar, mi tiempo ya no es mío. En mi vida no contemplo esos usos, pues quiero tener el control de mi tiempo y de mi vida propia, sin ser un esclavo de esas maneras de comunicación, hoy, característica común de muchedumbres; también cuidar mi mente, pues, según entreveo, en parte, son una agresión a nuestro intelecto, que no lo dejan descansar, y una frívola rutina que adormece el sentido crítico. Añadamos que estas tecnologías no son un problema de sí mismas, claro está, sí, en cambio, es un problema relevante su abusiva utilización, su distorsión de la verdad, su falta de verificación de contenidos, muchos tóxicos, dañinos y peligrosos, que no es extraño que infesten las mentes inmaduras de innumerables personas, algunas, ya de por sí propensas a faltar al respeto, a ofender o a provocar a los demás, en las redes. Ignoran que la libertad de expresión, incluso reforzada, incluso elástica, no lo permite todo, tiene límites jurídicos, pues no es un derecho ilimitado y absoluto.
Algo similar a las redes, pero con un matiz diferente de fértil provecho, es el modelo foro, por su excelente sentido de posibilidades como lugar de interacción y debate fructífero más reposado, en el bien entendido, si el tono no es destemplado y hay un cierto nivel elocutivo; de cierto, yo no frecuento ninguno, salvo, como es el caso, de manera restringida y autorregulada, el foro comarca de Gordón, placentera excepción. Entre las excelencias que proporcionan el uso de estas tecnologías comunicativas, que no tienen un valor absoluto sino puramente instrumental, están, además de los foros, los blogs, ya predominantemente literarios como el tuyo, o específicos de historia, derecho, etc., que están bien escritos y son instructivos, mereciendo la atención por su calidad creativa, reflexiva y rico contenido; si ocasionalmente, de cuando en cuando, entro en alguno de ellos, siento que culturalmente no pierdo el tiempo: me aprovechan, aprendo y disfruto. En definitiva, tal es mi parecer, que para mí mismo es bastante y, para los demás, quizá, sensación de divagaciones, sin apreciaciones de interés, pero un foro no es el lugar para reflexiones más amplias y no deseo ir más allá en este momento.
Cordial saludo. |
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Villarín
Registrado: 13 Abr 2007 Mensajes: 478
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Publicado: Dom Jun 01, 2025 2:34 pm T�tulo del mensaje: Feria del Libro de Madrid |
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La cultura de un país…
La cultura de un país no se puede medir únicamente por el número de títulos que se editan, ni por la cuenta de resultados de las empresas de esa industria. Actualmente, la economía predomina sobre la cultura, que está sometida al mercado y a la censura de la rentabilidad económica y del escaparate; se habla de la industria cultural, de rentabilidad, de superventas, récords, firmas masivas en ferias del libro, lista de libros más vendidos, agentes de autores; la mayoría de las veces, me parece que es una cultura mercantil, mediática, de entretenimiento, de evasión, de consumo de masas, popular, que vive más que de su propia fuerza, del márquetin y la publicidad; literatura que todos comparten, en la que lo insignificante frecuentemente se nos presenta enmascarado de noble valor cultural.
Hay que ser un buen lector para aguantar algunas de esas obras. Junto a esa cultura coexiste una cultura de la idea y la sugerencia, lúcida, que alcanza por derecho propio importancia y que perdura en la cultura intelectual. Libros de pensamiento o de alta calidad literaria y estética; cultura con jerarquía intelectual, que exige una lectura atenta, que estimula la curiosidad, que invita a releer y que, aunque venda mucho menos (el número de lectores no determina la calidad de un libro), alimenta mucho más el espíritu, el pensamiento y los conocimientos, que los productos culturales de consumo de masas, que, con incomprensible prestigio, uniforman la cultura por lo bajo. Creo haber aprendido a no confundir el valor de estas literaturas; la buena literatura no me pasa inadvertida, y también sé descubrir magníficos libros sin alabanza.
Villarín |
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Yosco

Registrado: 14 Abr 2007 Mensajes: 2245 Ubicaci�n: Leioa (Vizcaya)
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Publicado: Mie Jun 04, 2025 12:26 pm T�tulo del mensaje: |
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No me cuesta estar de acuerdo contigo en este tema, amigo Villarín. Lo siento y entiendo del mismo modo. Ahora bien, la dificultad está en encontrar esos títulos merecedores de lectura fuera de la distribución de las obras destinadas al consumo masivo que, como dices bien, uniforman la cultura por lo bajo. Solamente pueden hacerlo editoriales muy potentes como Alianza Editorial que se permite publicar colecciones de gran interés, bien cuidadas, pero de consumo escaso, como es la dedicada a Benito Pérez Galdós, por ejemplo; o bien editoriales menos potentes, pero arriesgadas, como Taurus, en la que he encontrado colecciones como Great Ideas. También Tusquets con la poesía o la Colección de Erótica. En fin, poca cosa. Pero muy agradecida. _________________ Bitácora LUCERNARIOS:
Acerca de la luz por la poesía.
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Bitácora ÍnsuLa CerBantaria |
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Villarín
Registrado: 13 Abr 2007 Mensajes: 478
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Publicado: Lun Jun 09, 2025 7:31 pm T�tulo del mensaje: |
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Amigo Yosco:
Sin disentir contigo en nada, únicamente por abundar en el tema de los libros, añado algo más a nuestra interlocución escrita: dije en mi anterior escrito, in fine, que “la buena literatura no me pasa inadvertida” y, ciertamente, esas editoriales que nombras tienen en sus catálogos, en parte, autores de excelencia o de significativa relevancia. En dicho escrito, dije también, entre otras cosas, que “creo haber aprendido” a “descubrir magníficos libros sin alabanza”, esto es, libros sin tener detrás la “fuerza del márquetin y la publicidad” ni “del escaparate” de los grandes centros comerciales o de las librerías punteras, en muchos casos.
Con “descubrir”, pues, me estoy refiriendo a los catálogos de las editoriales independientes, desde luego, todas ellas menos potentes en sus posibilidades de promoción de sus autores y libros, pero, no pocas, con alta calidad en sus publicaciones; por citar algunas: Acantilado, Siruela, Cabaret Voltaire, Editorial minúscula, Sexto Piso, Pre-Textos…, según, con selectas colecciones de narrativa, ensayo, etc., de destacado interés.
Acceder a sus catálogos resulta fácil, desde sus páginas webs. Dos ejemplos, breves, como muestra de lo que podía tener más demostraciones, en cuanto a sus altas calidades literarias: no hace mucho, el mes pasado, dejé en el Foro un trozo de un estupendo ensayo de Claudio Magris, que allí cito, texto que únicamente está publicado por Sexto Piso, o, en fin, quien publica en España a la Nobel de literatura 2022, Annie Ernaux, es la editorial Cabaret Voltaire.
Sobre el tema de la “industria del libro”, no quiero ir más allá de lo que sigue: los libros pasan por muchas manos, a saber, al menos: imprenta, editorial, distribuidor, librería y autor. En lo monetario, el autor es el último mono. En tiradas normales para autores, por ejemplo, de Planeta, Anagrama, Seix Barral, Alfaguara y similares, la mayoría de libros no cuesta ni 2 euros hacerlos y, un libro de novedad que cueste, por ejemplo, 25 euros PVP, el autor, pocas veces se lleva más del 10% de derechos, y la imprenta aproximadamente, otro tanto, que será menos seguramente. Nos quedan 20 € que se llevan los otros señalados. Así pues, del trabajo del autor se aprovechan muchos, y los “grandes grupos” arriesgan muy poco en términos económicos, pero justificar esta afirmación, que no es apodíctica, empero, me llevaría más lejos en su demostración de lo que conviene a este Foro.
Las editoriales que mencionas, por solo referirme a ellas, como sabes, están vinculadas a grandes grupos empresariales, por ejemplo, Tusquets (al Grupo Planeta, a quién también pertenece Seix Barral y Espasa-Calpe), Alianza Editorial (al Grupo Anaya), Taurus (a Penguin Random House, grupo al que también pertenece Alfaguara, Anagrama, Lumen); esos tres “grandes grupos”, económicamente muy poderosos, con múltiples sellos, en España dominan el mercado del libro y, a ellos aludo cuando hablo de “industria de la cultura”, de “cultura mercantil”, de “rentabilidad económica”, etc. Y, cuando digo que “la cultura de un país no se puede medir únicamente por el número de títulos que se editan, ni por la cuenta de resultados de las empresas de esa industria”, es porque, muchos de los muchos títulos que se editan, son cultureta sugerida, es decir, como señalé “cultura mercantil, mediática, de entretenimiento, de evasión, de consumo de masas, popular, que vive más que de su propia fuerza, del márquetin y la publicidad; literatura que todos comparten, en la que lo insignificante frecuentemente se nos presenta enmascarado de noble valor cultural”.
ADENDA
Como complemento a esto último que acabo de decir, transcribo el artículo titulado Las editoriales tienen muy poca vergüenza, del excelente escritor, novelista y académico, Arturo Pérez-Reverte, publicado el 30 de abril de 2025 en su columna Patente de Corso del Suplemento dominical XLSemanal, que se distribuye con 28 diarios, entre ellos el Diario de León; dice así:
“Hoy hablaremos, si me lo permiten ustedes, de la poca vergüenza del mundo editorial; fenómeno del que son culpables —excepto algún justo que siempre hay en Sodoma— tanto los grandes sellos como los chicos. Viene a cuento porque acaba de telefonear mi viejo amigo Jeosm, que en sus antiguos tiempos de grafitero fue principal asesor nocturno-callejero para la novela El francotirador paciente. Y es el caso que Jeosm, hoy uno de los más respetados y queridos fotógrafos del mundo cultural, dice que lo han llamado de una importante editorial para pedirle que escriba una novela: «Yo alucino, colega, se les ha ido la pinza. Me dicen que el tema les da igual. En mi vida he escrito una puta novela, ni intención tenía; pero me ofrecen tres mil pavos de adelanto, así que igual les coloco algo».
”Dense una vuelta por las mesas de novedades y comprobarán que lo de Jeosm no es anécdota suelta, sino indicio de una estrategia editorial sin escrúpulos que como una mancha infame envilece lo que aún llamamos literatura. Cada año, cada mes, cada semana, una cantidad enorme de novelas aparece en librerías, plataformas digitales y redes sociales. Algunos de sus autores son mediocres o innecesarios, publicados por sus editores a ver si suena la flauta, olvidado lo que dijo Stevenson sobre quienes se empeñan en contar lo que a nadie interesa y pretenden además que les paguen por ello. Se multiplican como una plaga, y eso tapa a los que empiezan y son realmente buenos o pueden llegar a serlo: novelistas con entusiasmo y tesón, que quitando tiempo a otras cosas emprenden la aventura de crear y publicar una historia; honrados narradores en busca de oportunidad y, si la fortuna sonríe, de lectores. Es una lástima que algunos que podrían ser brillantes carezcan de las herramientas técnicas, las lecturas o el cine que hoy son necesarios para un oficio que no consiste sólo en teclear lo que tienes en la cabeza, sino en años de trabajo duro, respeto por los maestros, educarse en el conocimiento de los clásicos y, sobre todo, ser capaz de crear algo que no se haya hecho antes —eso es muy difícil— o contar lo que desde hace siglos se cuenta, pero de una manera diferente, actualizada. Convirtiéndolo en algo que valga la pena.
”Pero esto de los novelistas buenos o malos, afortunados o no, poco tiene que ver con el principal problema del mercado literario, donde cualquier lector con criterio se frota los ojos, incrédulo. Volviendo a lo de mi amigo Jeosm, desde hace tiempo las casas editoriales, que antes eran criba y filtro de calidad, se han lanzado a la ofensiva descarada del todo vale, saturemos los anaqueles, maricón el último. No hay presentador de televisión, youtuber, influencer o famoso que, por iniciativa propia o inducida, en sus ratos libres que por lo visto son muchos, no pruebe suerte con la tecla. Entre los presentadores, curiosamente, son muchas más ellas que ellos: lo de periodista y novelista satura las solapas. Nada extraño, habida cuenta de que los editores no son gilipollas y saben que el setenta por ciento de quienes leen en España son mujeres, y que la mayor parte de esas mujeres ven la tele.
”Ahí está el truco del almendruco, donde inescrupulosos cazadores de nombres famosos —incluyo en ellos al grupo editorial que publica mis novelas en español— libran hoy una sórdida guerra comercial por hacerse con autores y sobre todo autoras de moda. Con nombres famosos, en suma. Da igual que sepan escribir o no, pues para eso están los editores y los llamados negros literarios, que ponen su talento e imaginación bajo el nombre de quien se limita a insinuar una idea, una trama básica, o a aportar unas notas en el móvil que, como decía una descarada autora en entrevista promocional, tomo en el camerino mientras me maquillan para el programa. Con lo cual, el ego de la presentadora —o presentador, o lo que sea— queda satisfecho y ya puede titularse en Wikipedia periodista y novelista, y su cuenta bancaria recibe el premio oportuno y los derechos de autor, aunque sea la única novela que publicará en su vida —hay quien le toma el gusto y amenaza con más: Si vendo 50.000, hago otra—. Por su parte, el sello editorial consigue, colocando cien mil de esta autora, veinte mil de ese autor y cinco mil de aquellos otros, muy rentables resultados. Y, bueno. Es cierto que la vanidad, la mediocridad y la estupidez, que a menudo vienen juntas, están haciendo hoy a la maltratada palabra novela un daño irreparable —Creo en el poder de las historias para cambiar la mentalidad de la gente, afirmaba hace poco una presentadora de la tele sin el menor sentido del ridículo—. Pero también es cierto que las casas editoriales, con su ambiciosa desvergüenza, son las principales culpables de semejante acumulación de basura.”
Este artículo de Pérez-Reverte, leído con detenimiento, quizá coadyuve a comprender mejor la tesis de mi escrito del día 1 de junio, titulado: “La cultura de un país…”.
Cordial saludo. |
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