Yosco
Registrado: 14 Abr 2007 Mensajes: 2233 Ubicación: Leioa (Vizcaya)
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Publicado: Jue Jun 01, 2023 12:19 pm Título del mensaje: Costumbres leonesas |
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Seguramente no habréis vivido estas experiencias y no sé si se las habréis oÃdo contar a vuestros mayores. Algunas cosas, sin embargo, yo creo que han pervivido entre nosotros. De cualquier modo, este texto encontrado en la red me pareció interesante para comprender el modo de vida de nuestros abuelos y bisabuelos o más allá...
LA FAMILIA RURAL LEONESA
LOS HIJOS
La aspiración de la familia rural leonesa, eminentemente religiosa, era la de " tener todos los hijos que Dios les mandase" o " los que la naturaleza diese de sÃ", que para ellos era prácticamente igual.
En el sistema económico del mundo rural leonés, cada hijo que venÃa a la familia suponÃa un aumento de la mano de obra casi gratis. Los hijos que llegaban al mundo venÃan a aumentar las posibilidades económicas de la pequeña empresa agraria.
LA GESTACIÓN
El periodo de gestación en la cultura rural leonesa formaba parte de un complejo cultural dominado por el tabú, que comprendÃa todo el campo sexual y la vida Ãntima matrimonial.
A este tabú iba unida una serie de ritos mágico- religiosos, de los cuales se esperaba conseguir protección para la gestante y la criatura.
Las prácticas religiosas o mágicas dedicadas a conseguir el beneplácito del " numinoso" sobre la gestante eran muy variados, pero los más usuales y variados, en toda la provincia de León, fueron los rezos y oraciones a San Román Nonato, San Antonio, las ofrendas de velas a la Virgen y el rezo a San Antonio.
También eran frecuentes otras muchas prácticas mágicas; en la Ribera, la embarazada se lavaba los pecho con cornezuelos y tomaba pequeñas cantidades de este agua para conseguir un buen parto.
En Tierra de Campos se guardaba el " bollo" del dÃa de las Candelas, un pan ofrecido en la misa, y en su dÃa se lo daban a las mujeres cuando se encontraban en el último mes de la gestación, para que tuviesen un buen parto.
EL PARTO
En casi todos los pueblos habÃa una o varias mujeres que hacÃan de parteras y ejercÃan de esta profesión como algo sagrado.
El parto era presenciado por la partera y por la madre y suegra de la que iba a dar a luz; estas personas se encerraban en la habitación matrimonial de la casa a la luz de un candil de aceite.
En cuanto al trato a la recién parida, hay diferencias en cuanto a la zona, en la Ribera tenÃan costumbre de permanecer ocho dÃas en cama después del parto.' " Ese tiempo lo pasaban a caldo de gallina, galletas y vino blanco".
En cuanto al niño, si nacÃa débil, lo reanimaban con vino, y si la madre no tenÃa suficiente leche, le alimentaban con tila, con una especie de sopas de ajo sin pimentón con agua azucarada.
También existió la costumbre de dárselo a alguna vecina del pueblo para que lo amamantase los dÃas después del parto, lo mismo que algunas madres les ponÃan a mamar de alguna oveja.
La madre permanecÃa en casa durante cuarenta dÃas en absoluto aislamiento, sin ser vista por ninguna persona del pueblo y de no pasar por delante de la iglesia.
EL BAUTIZO
Cuando nacÃa un niño en la familia, se encendÃa una lámpara o candil y no se apagaba hasta el dÃa del bautizo para que las brujas y malos espÃritus no se acercasen al recién nacido.
El nombre para el bautizado lo determinaban los padrinos y solÃa ser el de algún abuelo o familiar o el santo del dÃa. En algún lugar fue costumbre que el nombre lo diese el cura, tomándolo del santoral romano, asà Fabriciano, Procopio, Rolindes...
LA SALIDA A MISA
Durante cuarenta dÃas después del parto se consideraba a la que habÃa dado a luz impura o contaminada. Pasados estos dÃas, a imitación de la Virgen MarÃa, se celebraba la salida a misa.
ConsistÃa en ir a la iglesia con el niño, acompañada de su madre o madrina y presentarse al sacerdote.
El sacerdote los esperaba a la puerta de la iglesia y allà la rociaba con agua bendita a la madre y al niño, después de rezar salmos y oraciones.
La madre permanecÃa toda la misa con una vela encendida en sus manos y al llegar al ofertorio presentaba al sacerdote una jarra de vino y un panecillo, llamado la " oblata", en acción de gracias.
Terminada la misa tendÃa a su hijo sobre el altar de San José si era niño o sobre el altar de la Virgen si era niña, y se lo ofrecÃa al santo, implorando su protección. _________________ Bitácora LUCERNARIOS:
Acerca de la luz por la poesÃa.
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