Comarca de Gordón

[Villarín]

Entre la información que me proporcionó Gordonesa, a la que aludí en otro apartado de este Foro, hay un poema mecanografiado con el título de “Tierra de mis mocedades”, escrito por Luis Lobo García, un paisano de La Pola, residente en Bruselas, según él mismo dice en carta autógrafa que acompaña a la poesía y que envía, en enero de 1980, al entonces Alcalde de La Pola. En la misiva le dice al regidor que: “Por mi parte, quisiera ver hecho realidad el viaje que imagino en el poema, para volviendo a esa tierra de mis mocedades, estar y recordar, que es volver a vivir”.

Nada sé de la biografía del autor, mas sí que amaba a Gordón y lo llevaba en su nostálgico corazón, como acredita su entrañado y sentido poema, que transcribo, y dice así:


TIERRA DE MIS MOCEDADES

Atalayan el camino que buscas,
(viajero de La Pola de Gordón),
El piélago calizo de nuevos pinos
y Los Sierros del Millar;
parajes de grandes montes;
son puertas de piedra y roble.

¡Pasa, viajero!
Te espera un pueblo de abierta amistad,
montañés señorío,
hidalga acogida y buen andar;
pueblo que eleva todo lo humano
en el aire que escribe su vida,
sin bajar a la tierra
ni subir al cielo.

¡Ésta es la tierra de mis mocedades!
La mejor para sentirme montaña;
de buena paz, para vivir en el valle.
Aquí la vida me marcó dos pasos:
de ágil galope para seguir aventuras,
y reposado andar para seguir viviendo.
Aquí pidió mi juventud a la vida un lujo:
Libertad de pensamiento.
¡Blanca añoranza que alivia el espíritu,
en los duros achaques que sufre el cuerpo!

II

Sigo recordando sin palabras,
En el misterio de vivir dos veces.
Lo sustancial de la vida me ha vuelto
a la tierra de mis mocedades;
en sus puertas me miro;
espejos del tiempo que se ríen con tristeza,
y veo que la juventud también perece.

¡Quién borrar pudiera el pasado
sin ser sombra del presente!
Se llega a ser náufrago
en el mar de la vida;
vieja figura del otro aquél:
un saludo perdido en aquélla,
y un recuerdo de éste, que ya no es él.
El tiempo es el yunque que ríe,
al ver rotos los martillos que golpean;
duro tatuaje de los cuerpos cansados.
Sólo el alma es joven eternamente
en el camino de las nieves cristalinas,
de esta tierra de mis mocedades...

III

Quisiera ver el pasado en las aguas del río
que pasa por bajo del puente;
siento que cada edad se traiciona en la vida,
y que jamás se comprende.
Barajo aquellos nombres sellados
en los recuerdos del tiempo;
porque me sobran las fechas,
he vuelto sin número ni día fijo;
han muerto los grandes momentos,
pero vuelven los días atados a mi vida,
para sentir en ellos gratas añoranzas.

Estoy junto al río que se va
como la luz del sol poniente;
entre los chopos se pierden
las aguas y las nostalgias;
mañana volverá el sol
entre los robles fuertes.

Arriba en Los Sierros del Millar
silba el pastor sus canciones;
abajo, la devota y vieja ermita,
graba en la piedra, la oración callada.

Montes Fontañanes de crestas blancas,
despiden al río atado a la montaña,
con nudos de chopos y sauces.
En el silencio del alba,
duermen como ayer las chimeneas;
el progreso en esta Pola,
atiza el fuego de la nostalgia.

Renacen las palabras de amor, que un día
aquí nacieron pegadas al alma,
como el musgo granítico a la piedra.

IV

¡Cuántas ilusiones lleva este aire
que pasa creando el tiempo!
¡Cuánta paz vive el alma,
cuando se cumple una ilusión!
Siento el frío en el silencio de la vuelta;
cada paso tiene una distancia...
Me sobra la medida como signo,
pero me alejo tanto,
que me pesan las huellas del camino.
Reposo en las piedras el abrazo
del paisaje, que llevo conmigo;
y no quiero pensar,
por qué mueren también las rosas
siendo mozos los rosales;
me basta saber por qué brota el rosal
en esta tierra de mis mocedades.

Luis Lobo García (79/80 Bruselas).

[Yosco]

RECONOCIMIENTO.

La sorpresa que hoy nos sirves, Villarín, es regalo impagable en cualquier momento, pero tiene el plus de llegarnos en fechas navideñas e invernales que lo hacen, si cabe, más entrañable.

Vayan mis agradecimientos, también, para nuestra compañera de foro Gordonesa por haberte hecho llegar estos versos y hacer posible su publicación, haciendo más próximo a nosotros la figura de Luis Lobo García y contar con esta muestra de su obra como parte del patrimonio cultural gordonés; obra, por otra parte, interesante per se para la poesía y los amantes de la poesía.

El poema, de ritmo intenso, bellas evocaciones, descripciones llenas de viveza, metáforas hermosas y comparaciones, destila todo el amor por la tierrina que la añoranza transforma en río de emociones a duras penas contenidas. Una lectura que tiene resonancias especiales para quienes, por una razón u otra, hemos seguido en algún modo los pasos del poeta y hemos venido a anidar en tierras más o menos lejanas; pero de la misma emoción para quienes no hayan salido de Gordón o cualquier lugar en el que alguien haya nacido y vivido su infancia, patria de la vida. Es un poema de interés universal en su escritura y mensaje, inspirado en la geografía, el paisaje y el paisanaje de un lugar concreto, en este caso Gordón, pero que transmite la emoción de sentimientos compartidos por cuantos aman y echan de menos su lugar de origen.

Entiendo que Luis habrá escrito otras obras, de la que ésta será parte, al considerar el modo de versificar y la facilidad o costumbre con que parece enfrentarse al hecho poético. Es sólo una intuición y la curiosidad por si hubiera posibilidad de disfrutar algún otro escrito suyo. Sobre esto, Gordonesa tal vez tenga alguna respuesta.

Un día feliz pudiendo releer esta joya literaria, pulcra en presentación y contenido, bella.

Salud.

[Marina Lobo]

Me he llevado una agradable y emocionante sorpresa al ver que nuestro padre Luis Lobo es recordado en Pola de Gordón, donde pasó algunos años de su juventud. Os trasladamos nuestra gratitud por las amables palabras que le dedicáis.
Luis Lobo García, que había nacido en un pueblo de la provincia de Valladolid, se trasladó a Pola de Gordón hacia el cuarenta y dos para hacerse cargo de la administración de la fábrica de harinas. En Pola conoció a nuestra madre, Marina García, asturiana que pasaba allí sus veranos, y con la que se casaría para después fijar su residencia en Mieres.
De sus recuerdos de esa época conservamos algunas fotos y el relato de una profunda amistad, titulado "El cura de San Julián de Huergas".
Para quienes están interesados en conocer algo más de su vida y obra literaria, en su mayoría inédita, os remito al blog de su paisano Alfio Seco http://blogs.orange.es/sanromandehornija
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[Villarín]

Amiga Marina:

Grata sorpresa ha sido su visita a este Foro de Gordón, su casa, comunicándonos información de primerísima mano sobre su padre de usted, don Luis Lobo García, vallisoletano de nacimiento y en la patria del espíritu, también poeta Gordonés, como acredita su sentido poema “Tierra de mis mocedades”.

Gordón, anidaba en su corazón de hombre y de poeta, así pudo cantar tan entrañadamente, en forma de amable palabra:

¡Pasa, viajero!
Te espera un pueblo de abierta amistad,
montañés señorío,
hidalga acogida y buen andar;
pueblo que eleva todo lo humano
en el aire que escribe su vida,
sin bajar a la tierra
ni subir al cielo.

o cuando dice, rejuveneciéndose en el recuerdo: “Sólo el alma es joven eternamente en el camino de las nieves cristalinas, de esta tierra de mis mocedades...”.

Parece haber implícita evocación del encuentro del poeta con su madre de usted, en La Pola, en este intenso verso, que dice: “Renacen las palabras de amor que un día aquí nacieron pegadas al alma, como el musgo granítico a la piedra”, lo cual, es sentir humanamente natural, si se tiene en cuenta el feliz hecho de ese encuentro de comunidad de sentimientos, de gran trascendencia personal para sus vidas, que se produce en Pola, según ahora sabemos por usted. En la misiva al regidor, a la que aludí cuando pusimos en este Foro el poema mencionado, su padre muestra ese gran aprecio por nuestra tierra, cuando le escribe: “Por mi parte, quisiera ver hecho realidad el viaje que imagino en el poema, para volviendo a esa tierra de mis mocedades, estar y recordar, que es volver a vivir”. Supongo que, después de volver de Bélgica a España, habría tenido la oportunidad de pasar por La Pola, dado que, al final de su vida, vivió en Gijón.

San Román de Hornija, según ahora sabemos, fue su verdadero pueblo, donde se le recuerda y quiere, como muestra el enlace que nos deja; nosotros, por nuestra parte, por el amor que mostró en su poema acerca de esta tierra gordonesa, tampoco le olvidamos; aquí tiene su patria del espíritu, la del poeta, del que este Rincón Literario es acrisolado testimonio.

Si usted lo desea, puede dejar en este Foro, cuantos poemas de su padre estime oportuno. Por favor, cuéntenos algo más sobre el relato titulado “El cura de San Julián de Huergas”.

Le saluda afectuosamente,

Villarín

[Yosco]

Marina Lobo:

Haber conocido algo más de la vida y obra de tu padre, es algo que me llena de emoción. Saber, además, que estuvo vinculado al funcionamiento del antigua fábrica de harinas, gigantesco molino harinero movido por la fuerza del agua del Bernesga, le da mayor emoción, pues en esa fábrica trabajaron unos parientes mios, dedicándose a la guarda de la misma. También recuerdo, en los últimos años de su funcionamiento, el paso de los caballos percherones arrastrando enormes carros cargados de harina camino de la estación de ferrocarril.

En fin, gratamente sorprendido, me gustaría pedirte lo que ya, en el comunicado anterior, te hizo saber Villarín, como es el poder disponer de más información y ejemplos de otras obras de tu padre. Si puedes y te place, aquí nos tienes, Marina, dispuestos a acoger encantados tus noticias.

Salud.